Entrevista a Esteban Ramírez (Segunda Parte)

Matices de luz y oscuridad en ‘Ámbar’: Entrevista a Esteban Ramírez (Segunda Parte)

Por Luis Acosta Casanova.

Ámbar
se estrenó el 25 de agosto, siendo la más reciente producción del cineasta costarricense Esteban Ramírez, con quien ya habíamos conversado acerca de su trayectoria como director de Caribe, Gestación, Presos y La boda del Tigre.

La película narra la historia de Helmut, un detective privado interpretado por Freddy Víquez, cuya vida se ve trastocada por la noticia de que su única hija, Ámbar, ha sufrido un accidente vial y se encuentra en coma. Esto desencadena en Helmut una crisis, ya que no ha visto a Ámbar en muchos años por una serie de conflictos internos, entre los cuales están los problemas con su ex-esposa, su inseguridad para afrontar la paternidad y sus dilemas sobre su propia identidad. Así que, mientras investiga las circunstancias del accidente, Helmut también indaga en lo profundo de sí mismo, su culpa, sus fallas como padre, y su intento por hallar algo de perdón y paz.

Por lo tanto, la película no solo pretende explorar el tema del cine policiaco, sino lograr una reflexión sobre la paternidad (sobre todo la paternidad ausente) y el peligro que conlleva reprimir los propios sentimientos.

En esta segunda parte de la entrevista con Esteban Ramírez, el director de Ámbar comparte más detalles sobre el significado de la película, el género policial, la actuación y la crítica.



Al ser una coproducción con Argentina, Ámbar tuvo como coguionista a la escritora Agustina Liendo. ¿Cómo fue la experiencia de coescribir el guión?


A mí me gusta coescribir; de hecho, el único guión que escribí por mi cuenta fue La boda del Tigre, e incluso en ese hubo personas que me ayudaron, pero sí, me gusta el proceso de trabajar en conjunto, sabiendo que, por lo general, las ideas y temáticas son mías, pero que alguien puede ayudarme a ordenar y generar más ideas, lo que me parece fundamental. Con Ámbar fue una experiencia interesante contar con Agustina Liendo, una guionista argentina con un poco más de experiencia que yo, y no te diría que fue sencillo (mucho de lo que hicimos fue por Zoom), pero sí logramos elevar el material, a pesar de que, me parece, lo más complejo fue a nivel de los diálogos, porque son muy personales y tenían que ser orgánicos, creíbles, y en esa parte sí tomé un poco más la batuta, pero fue una experiencia muy buena. Agustina es una persona muy profesional y cariñosa, que también de buena fe dio su mayor esfuerzo, y de hecho, hemos visto que las reacciones al guión y el contenido de Ámbar han sido muy positivas, así que creo que hicimos una buena yunta.

Al inscribirse dentro del género de cine policial, ¿qué influencias particulares inspiraron la historia?

En cuanto a la forma, podría decir que La chica del dragón tatuado de David Fincher, ya que Fincher, por supuesto, es un prodigio en lo que a forma se refiere; pero más que simples referencias de cine policiaco, lo principal fue siempre el tema humano, y de hecho retomamos algunas temáticas, por ejemplo, de Gestación y todo el asunto de la paternidad. Más bien la película, poco a poco, se va quitando el traje de policiaco puro y se vuelve una cosa más dramática e íntima, y eso era algo que me gustaba, porque normalmente estamos acostumbrados a ver, por ejemplo, los típicos detectives que son machos, duros, que no tienen debilidades, a quienes todo sale bien, y yo quería hacer un detective más vulnerable, aunque al principio sí vemos su fachada típica de lo que vemos en películas de género, a medida que avanza la historia vamos viendo su vulnerabilidad y es algo que me gustaba mucho de la propuesta.



La decisión de que Helmut subvirtiera los tropos del clásico detective, ¿estuvo presente desde el inicio?


Sí, claro. Por ejemplo, otras de las inspiraciones fue precisamente James Bond, y yo no soy muy fan de James Bond, pero siempre me preguntaba, al verlo hacer todas sus piruetas, y en estas situaciones más tradicionalmente masculinas de macho súper alfa, ¿cómo sería llegar a verlo en su intimidad, cuando se quita su traje? Es algo que siempre me pregunté y es un poco lo que intentamos hacer con Helmut.

A pesar de ser tan distinta de Gestación, podemos verla como un lado más oscuro de la misma moneda en lo referente a la paternidad. ¿Cómo se relacionan y qué le llama la atención de este tema?

Para mí se relacionan en que ambas tienen un embarazo no planeado, algo que me parece trágico y terrible, porque las consecuencias pueden ser muy complejas; entonces, si Gestación muestra cómo dos adolescentes manejan este embarazo no planeado en el corto plazo, Ámbar nos muestra cómo este embarazo no planeado afecta a una pareja en el largo plazo.



La película ha recibido buenas reseñas en la prensa argentina, y me parece interesante hablar sobre la voz de la crítica, ya sea buena o mala. ¿Qué tanto, o qué tan importante es la crítica para usted, como cineasta?


A mí me gusta, y aunque Ámbar no fue tan festivalera, una de las experiencias más bonitas que tuve en el exterior fue precisamente ver esas críticas; recibí diez críticas y en general sentí que respetaron la película y la elogiaron como una película argentina, es decir, nadie la trató como: “¡Ay, mirá esta peliculita de Costa Rica!”. No, la criticaron como una película argentina, porque también lo es. Entiendo que también, por ejemplo, el crítico de La Nación de Argentina, que es de los periódicos más importantes, al final le puso una buena calificación y criticó muy bien el guión por su intriga, pero les tiró duro a los actores ticos, y yo no estoy de acuerdo, porque siento que Freddy y los demás hicieron un muy buen trabajo, y el papel de Freddy es complejo, implicó un montón de emociones. Claro, hay un montón de películas festivaleras a las cuales no les critican la actuación, ¡pero es que no hay mucha actuación que criticar! ¿Me entendés? Es decir, no hay dónde poner a prueba al actor, no hay escenas fuertes, como, por ejemplo, esa última escena de Ámbar, de la que estoy muy orgulloso, porque esos momentos son muy delicados y sutiles, pero fuertes, entonces me llama la atención que ese crítico no lo quiso reconocer. Pero para mí una de las grandes satisfacciones ha sido esa respuesta de la crítica argentina, que obviamente me sirvió para aprender y ver cuáles son, en conjunto, los aciertos de la película y cómo la han valorado afuera. ¿Vos leíste la de Giacomelli?

Sí.

Bueno, los críticos nacionales también son importantes, porque como ellos conocen mejor el país, tienen más herramientas para criticar las películas, y lo vemos en el caso de algunas películas ticas que afuera son alabadas, pero uno las ve aquí y descubre que no tienen mucha consistencia con la realidad del país, y a veces vemos una gran diferencia entre la crítica nacional para afuera. Pero bueno, hay gente que dice que no le interesa la crítica, yo te puedo decir que me interesa mucho, y obviamente fue un momento de mucha satisfacción ver que la película pasó una prueba importante en uno de los países de mayor tradición de cine en América Latina, y más porque los críticos nacionales… perdoná que me extienda.

En absoluto, continúe.

Creo que en el país hacen falta críticos, hace falta un recambio, una nueva generación de críticos serios, porque si no hay críticas, ¿cómo vamos a mejorar? Como te digo, hay gente que dice: “No, yo no leo a los críticos”. A mí sí me interesa leerlos, siempre que vengan de una forma más o menos objetiva. Ojalá que en Costa Rica, ya que estamos haciendo más cine, también haya más críticos, porque en este momento, a pesar de que estamos haciendo cine en cantidad y de calidad, ese aspecto de la crítica, digamos que se ha debilitado.



Al igual que todas sus películas, Ámbar es un drama humano que trata importantes temas sociales. Sin embargo, ¿considera que se centra más en la sociedad o en el individuo?


Me parece que está más por el lado del individuo, porque es más íntima, nos muestra su proceso de cambio y esto es, obviamente, muy importante para una película. Uno de los desafíos que tiene escribir un guión está en encontrar un personaje que tenga un cambio coherente, sutil, ya que eso es lo que queremos ver. ¿Para qué quiero ver una película donde un personaje está siempre igual? Es importante que haya un cambio, ya sea para bien o para mal. Eso es lo que nos da miedo en la vida real, ¿verdad? Y por eso es importante que el cine nos permita aceptar que sí hay cambios, que son necesarios e importantes. ¿Vos leíste las críticas argentinas, Luis?

Así es.

¿Dirías que entre todas ellas hay algún denominador?

¿En qué sentido?

O sea, que vos vieras a cierto número de críticos argentinos decir, por ejemplo, que “es una película con una gran fotografía” o algo así. Si tuvieras que hacer un resumen de lo que más encontraste en las críticas argentinas de Ámbar, ¿qué podrías decir?

Hubo una crítica de Silvina Rival para Subjetiva, que dice: “Los dos mayores logros del relato de Ramírez es lograr un cambio de registro entre el policial y el drama íntimo, y por otro lado poner en discusión el impacto no cuantificable de la responsabilidad parental”. Me parece que esta reseña, en particular, engloba los principales aspectos que usted ha señalado sobre la película. ¿Usted considera que alguna funciona como referente?

Bueno, esa que decís me encanta, porque, como te digo, la factura de la película no es algo subjetivo, es decir, tuvo una buena factura y punto, hubo dinero, está bien hecha, bien cuidada, pero más allá de eso, creo que el hecho de que rescaten el contenido de las temáticas es lo que me parece más interesante.



Al hablar sobre los temas y el contenido de Ámbar, vi que varias entrevistas resaltaban la paternidad y, sin duda, es un tema esencial, pero creo que un tema igual de importante es la culpa y la dinámica que existe entre la culpa y el perdón, porque más que resolver un misterio, Helmut quiere saber si es posible enmendar lo que hizo y no hizo. ¿Usted, como autor de la película, considera que llega un punto donde es tarde para encontrar la paz o reconciliación con nosotros mismos y nuestros seres queridos?


No, creo que nunca es tarde. Por supuesto, entre más tiempo pase (y es algo que veo en muchos papás y sus hijos) más complicado se vuelve el perdón, pero para mí la vida se resume en amor y compasión. Se puede perdonar, se puede reconciliar, y el propio Helmut también explica sus razones, él desea que entiendan el porqué de sus actos, ya que todo el tema del descubrimiento de su identidad, y el hecho de tener que casarse a la fuerza, todo eso le afectó y él salió huyendo, y claro, al hacerlo se llevó entre las patas la relación con su hija, y la mamá de su hija también terminó por alejarlo, porque no lo terminó de comprender. Por eso me parece tan importante ese momento de un perdón pequeño, hay varios perdones sutiles en la película, y el perdón es un concepto valiosísimo. Así que sí, creo que siempre hay tiempo para el perdón.

Para finalizar, ¿qué invitación daría a las personas?

Definitivamente es una película que espero que la gente vaya a ver al cine, porque en cine es otra cosa y por eso se ha hecho un gran esfuerzo; también porque es defender la sala de cine como espacio, la experiencia de concentrarse, de estar inmerso en la película, y sí hicimos un esfuerzo importante técnicamente, en sonido, en imagen, que creo que la gente va a apreciar.
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