Gustavo Fallas: “Un país sin cine es un país que está condenando al ostracismo”

Entre sorbos de café y llamadas, deleFOCO conversó con Gustavo Fallas en la oficina de la Nueva Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Véritas, donde es profesor y coordinador académico.

Gustavo Fallas es un director, productor y guionista costarricense. Aunque su inducción a lo que sería su carrera en el futuro comenzó de niño como actor en el Conservatorio de Castella en Heredia, junto a Víctor Vega se adentró al mundo del cine, con la película “La mancha de la grasa,” la cual ve como un punto de giro en su vida. Así, nos cuenta Gustavo, se fascinó con los secretos del cine, un conjunto artístico con continuidad pese a que cada parte se integra de manera independiente. Después de enamorarse del cine, eso era lo único que quería hacer.

Cursó estudios cinematográficos con énfasis en guión en la Universidad de Quebec de Montreal, Canadá. También, recibió una beca del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia para realizar estudios en L’École Nationale Supérieure des Métiers de l’Image et du Son, conocido como La Fémis, en Paris.

Su primer largometraje “Puerto Padre,” el cual debutó en el 2013, recibe el Fondo para Desarrollo de Proyecto de Ibermedia y el Premio al Mejor Proyecto Latinoamericano del Festival de Cine de Morelia en México.

“Puerto Padre” también fue aclamado en el Festival Internacional de Cine San José Paz con la Tierra 2013, donde obtuvo premios por: Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guión, Mejor Actriz, Mejor Actor, Mejor Fotografía, Mejor Dirección de Producción y Mención Especial para el actor Gabriel Retes.


Su actual proyecto, “Río Sucio” se encuentra en proceso de pre-producción.

Gustavo nos cuenta un poco sobre sus inquietudes, procesos, sobre el largometraje y como va tomando vida propia.

¿Dónde nace la historia de “Río Sucio”?
La historia nace a partir de un periodo de tiempo en el que yo conviví con un hombre mayor que vivía como un ermitaño justamente cerca del río que se llama Río Sucio. Este hombre a mi me intrigó profundamente por su historia. En todo ese espacio gigantesco en la montaña, solo tenía un único vecino y sentía un odio profundo hacia él.

Luego, me di cuenta que este hombre tenía un dolor en su alma que había marcado su historia y su niñez, cuando él era niño su padre había matado a un hombre y entonces él había tenido que salir de la escuela para hacerse cargo de su familia. Un día en la madrugada me despierta una llamada telefónica para decirme que este hombre había matado a su vecino. Me sorprendió el carácter circular de como algo que había marcado su infancia, él lo repitió después desde otra perspectiva.

Quería contar algo que tuviera que ver con esta historia tan impactante. Tuve entonces la idea clara de hacerlo a partir de un niño, su nieto, que va a ser testigo de esta historia de odio prolongado y sus fatales consecuencias.

¿De qué manera está el aislamiento presente en su obra?
Está muy presente, por que vienen de la misma persona, que soy yo. Considero que está muy presente en todas las películas que yo he hecho, en Puerto Padre y mis cortometrajes también. Las películas tienen temas coincidentes pero no están abordados de la misma manera. Río Sucio es más de género, una característica más de un thriller campesino, donde la muerte está más presente y más latente casi como la bruma que cubre la montaña del paisaje de la película.
El aislamiento me interesa. Por ejemplo, el aspecto dramatúrgico de Huis-Clos (Obra de Jean Paul Sartre) donde los personajes de alguna forma en un espacio reducido tienen que expresar sus conflictos. De alguna forma en ese mismo devenir de conflictos surgen muchas capas. La montaña es casi como un Huis-Clos al exterior, ya que es lo que tiene encerrado a los personajes. Me interesa como tema, y luego, por que es más barato de producir, al haber menos espacios y menos personajes, puedo dedicar más tiempo a trabajar con los actores y construir más a profundidad los personajes que hay.

La relación padre-hijo también es un tema inconcluso a través de sus producciones…
La relación paternal siempre me ha sido una pregunta y no necesariamente cuando hago las películas obtengo respuestas. Para decirlo de una manera más psicoanalítica, la ‘figura del padre’ como pregunta constantemente me motiva. Yo tenía una relación conflictiva con mi figura paterna porque mi padre siempre fue un hombre muy hermético. Posteriormente yo me convertí en padre y todas esas relaciones de cómo uno ha sido hijo y a la misma vez es padre y los desafíos que eso conlleva, se ponen en cuestión…
Esta forma en cómo el patriarcado de alguna manera plantea la construcción de una masculinidad hermética, es muy inquietante para los hombres de nuestra cultura. Se nos exige hasta cierto punto, un ocultamiento de las emociones y en ese ocultamiento se sufre mucho.
Entonces, yo creo que eso sigue presente en mi. Soy yo con mis inquietudes. ¿Qué esos sean los únicos temas que voy a abordar? No lo creo… no sé. Pero en este momento es el que me inquieta y me es muy presente en todo lo que hago.



¿Cómo ha sido el proceso de pre-producción?

Tengo la intención de filmar, ojalá, en el año 2017. Ahorita estoy avanzando en un proceso de casting y de locaciones. Es un proyecto que dichosamente avanza muy bien.
He tenido la oportunidad de asistir a diferentes talleres entre ellos Ícaro en Guatemala. El ‘Cine Qua Non Lab’ en Morelia México, y otro en Cuba en el Taller de Desarrollo Cinematográfico de Ibermedia. Durante todos esos talleres he tenido la oportunidad de hacer crecer el proyecto y reafirmar cuales son los puntos de interés que más me conectan con la historia. Tuve la sensación, ahora que estuve en el Festival de Cannes y que pude contarle el proyecto a diferentes personas, que la historia es bien recibida.

¿Cómo fue la experiencia en Cannes?
Fue muy intensa, tiene una concentración de energía muy fuerte, y me pareció muy importante ser parte de esa energía. Es un lugar donde se reúnen personas de diferentes lugares del mundo, concentrados en el cine y al mismo tiempo en todo lo que rodea al cine, desde los intereses políticos, sociales, de transformación, como los intereses de la moda.

¿Estaba trabajando con La fabrique des Cinémas du Monde?
Sí, eso fue exactamente lo que estaba haciendo en Cannes. Es un programa que apoya la diversidad cultural. Al ser Río Sucio un proyecto latinoamericano, con la particularidad de ser de Costa Rica, tiene una voz muy fuerte para el mundo.

Al yo ser de Costa Rica, tengo un punto de vista, una forma de expresarme y una comprensión de la realidad, pero al mismo lugar llegan proyectos de distintos orígenes, Irán, Azerbaiyán, Senegal, lugares la verdad, con quienes yo nunca había tenido contacto. Cuando estas realidades se combinan generan un mosaico cultural muy interesante que es de mucho aprecio en un lugar como el Festival de Cannes.

En ‘Puerto Padre’ usted reconoció el poder social del audiovisual, como dijo en una entrevista en el 2013, ¿qué piensa lograr en ese ámbito con Río Sucio?
Considero que cada película es como un eslabón de una cadena en la construcción de una cinematografía. Nosotros estamos construyendo esta realidad. Un país sin cine, es un país que está condenando al ostracismo, porque no puede decirle al mundo sus historias. Entonces, cada vez que hacemos una película, avanzamos en este escalón de la construcción de la cinematografía. Que es un camino largo, sí lo es. La identidad no es como un lugar que se llega y se llegó definitivamente, creo que no. Pero la oportunidad de cambio es sobre todo en lo que puede aportar cada una de estas películas en la construcción de la cinematografía. Es mejor una película que se hace, que una que no se hace.

¿Qué piensa sobre la construcción de la identidad y la memoria colectiva costarricense a través de la cinematografía?
Como te decía, la identidad no es algo que se pueda definir necesariamente. Me parece que cada película aporta en la construcción de esa identidad, yo no diría que por que una comedia no tiene profundidad psicológica, no quiere decir que no aporta a la identidad. En ese sentido, a mi este es el cine que me interesa y el que me surge, un cine más de personajes con una búsqueda y un retrato psicológico o concentrado en lugares que no son necesariamente el valle central. Es como una construcción colectiva. Con mi esfuerzo y la gente que me acompaña, lo que hacemos en los proyectos cinematográficos es hacer una pequeña parte de lo que es la realidad cinematográfica costarricense.

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