No fue sencillo concertar una fecha para la entrevista, pero balanceando su vocación como cineasta y su trabajo como profesor,
Frayser Navarrette accedió a que conversáramos en los primeros días de julio de 2022. Veníamos saliendo del Mes del Orgullo, y por absurdo que fuera, también pesaba por aquel entonces la controversia en torno al estreno de
Lightyear y su inclusión de una escena mostrando a dos personajes femeninos besándose en los labios (que dura, literalmente, menos de un segundo).
En este contexto, Frayser y yo hablamos sobre el ambiente hostil de discriminación y odio que todavía pesa sobre nuestros tiempos, así como lo mucho que aún queda por hacer en la lucha por una sociedad más digna, justa e igualitaria, y al referirnos a qué rol tiene en esta lucha el cine, una forma de arte con una historia complicada en lo referente a su manera de representar la diversidad sexual, hablamos también sobre una de las más recientes adiciones a la importante lista de obras que conforman dicha historia, al mismo tiempo que también marca un antes y un después en la historia del cine costarricense.
A pesar de su juventud, Fray Navarrette es ya un cineasta veterano. Entre su filmografía se pueden destacar películas como
Hanna Gabriels: La leyenda de un triunfo (2019),
Skate, my life (2019), y más recientemente
The broken mind (2022). Sin embargo, es posible que
En algún sitio sea su película más personal hasta el momento; tomando mucho de su propia experiencia de vida, el joven director narra la historia de amor entre Christian y Antonio. Fray no solo escribió, dirigió y produjo el proyecto, sino que también lideró, como actor protagónico, un elenco integrado por Luis Jara, Álex Barquero, Isabella Oldenbourg, Angélica Corrales, y
el siempre recordado Álvaro Marenco.
A pesar de que nuestra conversación data ya de un tiempo, todo lo que Fray dijo en ella sigue siendo pertinente el día de hoy, y reitera la gran importancia de levantar la voz, así como lo hace En algún sitio, que finalmente
tendrá su estreno en cines nacionales este 2 de marzo.
Fray, a pesar de ser tan joven, usted es un cineasta con una amplia trayectoria; si no me equivoco, esta es su quinta película.
Correcto, es mi quinta película.
A partir de toda su experiencia, ¿qué ha aprendido sobre el arte de hacer cine en Costa Rica?
Es una buena pregunta. Creo que he aprendido lo que no hay que hacer en cine, porque las lecciones que más rescato de estos ya seis años que llevo trabajando en cine, quizá un poco más, son las que me han llevado a corregirme, a ser autocrítico, y a intentar mejorar cada vez más de un proyecto a otro.
¿Cómo ve esta película en relación con sus proyectos anteriores?
En algún sitio, en comparación con las anteriores, es una película completamente nuestra. ¿En qué sentido? En que es una muy bonita combinación entre lo creativo y lo comercial. A veces en el cine toca trabajar ciertas temáticas o historias que tal vez no nos gustan del todo, pero que, bueno, es para lo que nos contratan. Pero En algún sitio me parece una película que tiene mucho de la mente creativa del director, en este caso yo, pero a la vez el compromiso de llevar a las pantallas cine con altos estándares de calidad.
Esta es su quinta película, pero es la primera que realiza con su propia productora END Films.
Sí, esta es la primera y ya estamos trabajando en la preproducción de un segundo largometraje, también con END films y Engage Films, que es nuestra productora hermana, y estamos muy felices por eso; pero sí, aunque es mi quinta película, es la primera que trabajo con total libertad creativa.
¿Cómo surgió END Films?
END Films surgió a partir de que, cuando hice mi primera película, me eliminaron una escena, o me pidieron eliminar una escena que para mí representaba algo muy bonito, una representación bastante natural de lo que era la comunidad LGBT+, y al quitarla, la historia no quedó bien contada, recuerdo que en algún momento un crítico incluso me tachó de homofóbico por esa escena que no se logró establecer y que habría cambiado el rumbo de la historia. Siempre me quedó esa espinita de explorar contenido, porque… Vamos a ver; creo que historias heterosexuales se han contado millones, pero historias de personas de la comunidad, si bien se han contado muchas, pocas veces se han contado o representado de manera verdaderamente digna y respetuosa, que cualquier persona de la comunidad pueda ir y sentirse identificada, en vez de sentirse como la burla o el payaso de la película. Además, Luis, el cine de este género ha sido, en los últimos años, un cine de protesta; es decir, cuando se hacían películas que apuntaran a la comunidad LGBT+, más allá de ser entretenimiento, en su trama siempre existía esta lucha o crítica social a la sociedad, a la política, a la propia comunidad, y creo que estamos entrando en una era donde más bien tenemos que aprovechar el recurso de decir: “Ok, no queremos seguir peleando, solo queremos vernos representados en la pantalla y que no se nos represente solo como burla ni como propaganda, sino que también se puedan contar nuestras historias”. Creo que eso es lo más importante para mí: que se cuenten nuestras historias como realmente son.
Los personajes principales son Christian y Antonio, interpretados por Luis Jara y usted, pero además hay un montón de actores y actrices. ¿Cómo fue el proceso de casting y elegir a las personas correctas a partir del guión?
El casting se hizo en plena pandemia, y de hecho se hizo de manera virtual; recibimos cerca de trescientas solicitudes, y a las personas que nos interesaban o nos parecía que cumplían el perfil de lo que estábamos buscando les pedíamos dos o tres castings adicionales. El caso particular de los otros personajes fue bastante interesante, ya que al menos lo que son los personajes femeninos, Isabella Oldenburg o Angélica Corrales, fueron aciertos casi a la primera, después de que se les dio el papel estuvieron trabajando todo ese tiempo y funcionó bastante bien. En el caso del presidente había un actor, pero decidimos reemplazarlo y eso significó una reestructuración actoral. Pero tal vez el cambio más grande es el de los protagonistas, porque ni Luis ni yo lo íbamos a hacer originalmente, incluso se empezó a filmar con otros actores, pero el primer día de rodaje decidí suspenderlo porque no estaba convencido, así que llegué a actuar casi por accidente, no estaba en mis planes, sobre todo porque, al ser esta la primera película con mi productora, quería concentrarme más en la parte de dirección y producción, pero bueno, tuve que asumir también el reto de actuar.
Sabiendo que usted visionó la idea original de una manera, y debe moldearla y pulirla, tal vez apartándose del guión cuando es necesario, ¿Fue muy desafiante operar como guionista, actor y director?
Fue horriblemente difícil. En ocasiones, incluso invité a colegas directores para que me ayudaran a dirigir escenas un poco más complicadas, pero al final no funcionó muy bien, porque tal vez no teníamos la misma visión, o el equipo estaba acostumbrado a otro tipo de direcciones, así que yo intenté asumir el reto en su totalidad. Pero aunque fue bastante complicado, creo que lo logramos de manera exitosa. Algo que también rescato es que yo siempre intento ser lo más autocrítico posible; incluso, algo que vacilan mucho en la productora es que siempre me dirijo a mi personaje en tercera persona, entonces tal vez estoy viendo la escena, no me gusta lo que yo estoy haciendo y digo: “¡No me gusta como lo está haciendo este mae!”. En algún momento incluso repetí todo un día de rodaje porque no me gustó el trabajo que hice, ya fuera porque tal vez estábamos muy cansados, o era muy tarde y lo hicimos a la carrera, así que preferí repetirlo. Creo que la clave es esa: ser bastante autocrítico y también confiar mucho, muchísimo en el equipo de trabajo y su criterio, porque a fin de cuentas el cine es un trabajo en equipo, y depende mucho de lo que ellos estén retroalimentando durante el rodaje.
¿Considera que tiene un estilo o abordaje especial a la hora de dirigir una película?
Sí, yo creo que todo director tiene su propio estilo, incluso acá en Costa Rica. He apuntado mucho a un cine bastante triste, o al menos bastante fuera de lo común; no me gusta vender humo, ¿en qué sentido? En que no me gusta que la gente se lleve siempre la idea de que todo en la vida es bonito, de que todo es color de rosa, sino también ser lo más verosímil y más bien poder encontrar algo bueno en todo lo malo, creo que ese siempre ha sido mi estilo en todas las películas que he tenido la oportunidad de realizar. Por otro lado, me gusta que la gente se pueda sentir más identificada y que en vez de decir: “¡Pucha, ojalá mi vida fuera así!”, vayan al cine y digan: “Bueno, mi vida es así, pero puede que no todo vaya tan mal”. ¿Entendés? Porque al final del día la gente va al cine a eso: a sentir, y para mí eso es muy importante.
Ahora me contaba que END Films surge de la necesidad de ofrecer una representación más acertada y digna de la comunidad LGBT+, pero hablando específicamente sobre el origen de En algún sitio, ¿de dónde surgió la inspiración o la idea original para esta historia? ¿Hubo alguna influencia o influencias específicas?
Influencias específicas como tal, pues, creo que todas las producciones tienen un poco de mi historia. Esta historia en particular remonta a mi adolescencia, de hecho siempre me gusta vacilar con que “cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”, pero nunca lo es. En ese sentido sí tiene un poco de eso, yo intento contar algo de mí a través de todas mis películas, y me parece vacilón, porque a veces adapto las cosas no como fueron sino como hubiese querido que fueran.
Ahora, en cuanto a influencias ya tal vez un poco más de referencia, creo que tomé inspiración de películas como The pass, una película británica hermosa, que en tres actos te cuenta todo de manera increíble. Siempre me encantó Brokeback Mountain y también quise darle un guiño a esa joya de película que estaba muy adelantada para su época. Me sirvió mucho de inspiración una bonita película francesa, tal vez en la parte más de adolescente, llamada Cuando tienes 17 años, y también Consecuencias, otra película alemana muy hermosa, que si bien no tiene una referencia tan directa, tal vez sí influyó en el desarrollo de los personajes o en cómo proyectamos su frustración, que esta película logra bastante bien.
¿Hasta qué punto diría que su experiencia personal o sus vivencias impactaron la creación de esta película?
Bueno, desde el momento en que decidí escribir esta película supe que estaba muy inspirada en mi vida personal, ya que estaba viviendo un momento emocional bastante fuerte en aquel entonces, además de que en ese momento había decidido dejar el cine para dedicarme a la educación, que es otra área en la que me desarrollo. Y estando en esta etapa complicada a nivel emocional y laboral, empecé a escribir, recordando mucho de mi adolescencia, y cómo me hubiese gustado que terminara esa historia. Después se vino la pandemia, entonces creo que la película tiene mucho de eso, y a nivel personal pues, también, de una u otra forma Christian y Antonio tienen un poco de mi esencia, quizá en diferentes momentos de mi vida, pero me gusta eso: proyectar, creo que todos a veces pasamos episodios y pensamos: “Pucha, me hubiese gustado que fuera así” o “¿Por qué no hice esto en ese momento?”, entonces creo que el cine nos da la oportunidad de reivindicar las historias que vivimos y que ya no podremos vivir de nuevo.
¿Cómo ve usted el rol que juega el cine para cambiar la forma de pensar de las personas y contribuir a una sociedad más inclusiva, de mayor aceptación?
Es todo un tema. Cuando yo imparto clases y hablo sobre la historia del cine y la televisión, justamente explico eso, que desde su origen el cine ha funcionado para manipular a la sociedad y mover masas, y dependiendo de cómo se utilice puede ser algo bueno o algo malo. Por muchos años, el cine que tocaba temas LGBT+ era bastante estereotipado, y no una representación fiel de lo que era la comunidad. Te juro, Luis, que hace dos semanas salí de clases y ya era bastante tarde, por lo que decidí tomar un bus que no tiendo usar; atrás iban dos señores hablando sobre la comunidad, y uno de ellos dijo: “¡Qué horror! ¡Lástima que no pasó un loco volando bala y matando a ese montón de playos!”. Yo me quedé escuchando y empezaron a contar un montón de cosas, diciendo: “No es posible; si yo veo una parejilla ahí apretando, les digo cuatro y esto y lo otro”. Y honestamente me sorprendió y abrumó mucho, porque según yo, ya estábamos en una sociedad un poquito más avanzada en la temática de la igualdad y tolerancia, pero me llegó la sorpresa de que no. Y a nivel personal yo me tengo prohibido leer cualquier comentario de los que pongan en redes sociales referentes a las notas de prensa que se hacen sobre nuestro proyecto. Me lo tengo prohibido completamente, porque es fuerte. O sea, creo que la línea entre la homofobia y ser un inhumano en los comentarios puede ser muy delgada; pero, por otro lado, creo que es normal que la gente hable, y va a pasar, ya está pasando, pero nadie patea un perro muerto. ¿En qué sentido? Que si hablan es porque les molesta que estemos haciendo, y como en algún momento se lo dije a otro medio: muy poco me interesa que millones critiquen, pero muchísimo me interesa que miles se sientan identificados y representados de manera digna, una palabra que no me voy a cansar de repetir: Quiero que la gente de verdad se pueda proyectar en el cine.
Entiendo que su intención es justamente normalizar las historias de amor diverso, sin tener que tocar temas como la homofobia, la discriminación religiosa o social. Sin embargo, ya que es una película que se inscribe dentro de la lucha social y política por la igualdad de derechos. ¿Considera que aún así está atravesada por estas discusiones? O, para decirlo de manera más sencilla, ¿Considera que aún sin pretender entrar en estas discusiones, es inevitable que las afronte?
Es parte del proceso. A mí no me interesa atacar a ningún grupo ni sector, ya sea religioso o político; pero es importante que, si bien mi objetivo es proyectar una historia de amor entre dos hombres, también hay que entender que la lucha continúa. Una amiga activista tiene una frase hermosa: “La lucha continúa hasta que la igualdad sea una costumbre”, y creo que es lo que estamos haciendo: atacar desde nuestra trinchera, y esa trinchera es el entretenimiento por medio de esta hermosa forma de arte que es el cine. Creo que es inevitable tocar ciertos aspectos, pero vos decidís cómo los querés proyectar. Por ejemplo, en la productora trabajan varios miembros de la comunidad, pero también hay personas heterosexuales, con familia y demás, incluso cristianos, tanto evangélicos como católicos, y eso es lo que quiero: que podamos convivir sin ningún conflicto ni problema, como debe ser. En la película hay una escena de una protesta por lo del matrimonio igualitario, y yo revisé antecedentes, porque sí me gusta hacer ese proceso de investigación y basarme en la realidad, pero en fin, se toca el tema de Dios, eso que dicen: “Esto es una abominación, y esto y lo otro, bla, bla, bla”. Y yo no quise tocarlo, o al menos quise darle un trasfondo distinto, y es que la gente de verdad no entiende cuál es la lucha real de estos “opositores” de la comunidad, por decirlo de alguna forma, porque no la hay. ¡Es que no hay un sentido real! Simplemente creo que es el miedo irracional y el no querer dejar que las otras personas sean felices. En ese sentido, no me interesa atacar a ningún sector, pero sí me interesa que vean a la comunidad como seres pertenecientes a una sociedad en la que convivimos todos.
Desde su trinchera como cineasta, ¿Cómo ve el futuro de la representación de la diversidad en el cine costarricense?
Costa Rica es un país que siempre se ha caracterizado por su chota, su sentido del humor, sus comedias… Pero, pucha. Fíjate que a mí realmente me molesta un montón ver cómo la comunidad ha sido un chiste en este país, en todo sentido, porque aparte de que no hay una representación correcta de la comunidad, solo se respeta a los miembros de la comunidad que son heteronormados, es decir, que son varoniles, que visten “como hombres”. El típico: “No, ese mae es gay pero me gusta así porque es ‘hombrecito’ y no parece gay, no anda poniéndose vestidos, no anda ahí maquillándose o llamando la atención”. ¿Me entendés? ¡Pucha, es que me molesta un montón! Porque a veces sienten que se les está pidiendo un favor, y no es así:
Los derechos humanos no se deben poner en discusión, no son favores, no son regalos que se dan por buen comportamiento. Los derechos humanos son algo vital para toda persona. Así que, ¿cómo lo veo en Costa Rica? Bueno, espero que los colegas cineastas se animen a explorar. Nosotros queremos marcar un antes y un después, porque si bien, Luis, esta no es la primera película de amor diverso, sí es la primera película de amor entre dos hombres que llega a cines comerciales y eso es importante, porque claramente en cine de autor, o cine independiente que va a festivales, pues sí, en Costa Rica se puede hacer esa temática, pero lograr que llegue a los cines es muy difícil, y nosotros lo estamos logrando. Yo no quiero ser el único ni el último en hacer un par de películas con esta temática, sino que ojalá estemos siendo apenas los primeros, para que otros cineastas se inspiren y sepan que todos podemos aportar algo a este mundo. Desde el área que estemos desenvolviendo, todos podemos dejar una pequeña huella de amor, tolerancia, respeto, y un granito de arena para hacer de este mundo algo mejor. Quiero que ese sea mi legado, y siempre se lo digo a mi familia: este tema me importa un montón porque es lo único que voy a dejar sobre esta tierra, el poder decir que di mi grano de arena para que este mundo fuera, al menos, un poquito mejor.