Las dos reinas: Una nueva mirada a una vieja historia

Hay personajes históricos sobre los cuales el cine vuelve una y otra vez. Mary Stuart (María Estuardo) y Elizabeth I (Isabel I) son dos de esas figuras. Ya esta historia ha visto la luz en diversas ocasiones, tanto en forma de libro como en la pantalla grande, pero la versión que en este ocasión nos comparte Josie Rourke, viene cargado claramente desde un punto de vista feminista.
Basada en la aclamada biografía Mary Stuart, la reina mártir de John Guy, esta biopic está dirigida por Josie Rourke (National Theatre Live: Saint Joan) y su guión lo escribe Beau Willimon (House of Cards). Sus protagonistas son Saoirse Ronan (Brooklyn, El gran hotel Budapest) como Mary Stuart y Margot Robbie (Escuadrón suicida, La leyenda de Tarzán) como Elizabeth I.
Sinopsis
En la vida real, las tumbas de ambas reinas se encuentran enterradas juntas en la Abadía de Westminster.

En la vida real, las tumbas de ambas reinas se encuentran enterradas juntas en la Abadía de Westminster. Dos mujeres rivales en el poder en un mundo dominado por los hombres. Todo comienza cuando Mary Stuart (Saoirse Ronan), reina de Francia a los 16 años y enviudada a los 18, se niega a volver a casarse, por lo que es obligada a abdicar. En ese momento decide regresar a su Escocia natal para reclamar el trono, al cual tiene derecho legítimo. Sin embargo, en ese momento Inglaterra está bajo el dominio de Elizabeth I (Margot Robbie), por lo que intentará hacer prevalecer sus derechos al trono frente a ella.
De esta manera, las dos jóvenes comenzarán a observarse con fascinación y terror, pues se convierten en rivales en todos los campos mientras conspiran y sopesan el matrimonio y la independencia para hacerse con el poder. Decidida a gobernar, Mary Stuart querrá afirmar su derecho al trono inglés, dando lugar a traiciones, rebeliones y conspiraciones en el seno de la corte que ponen en peligro a ambas.
Margot Robbie llevó a cabo una de sus máximas transformaciones para intentar conseguir los premios que tanto le han huido.

Margot Robbie llevó a cabo una de sus máximas transformaciones para intentar conseguir los premios que tanto le han huido. La película de Rourke, quizá desequilibrada en sus formas pero siempre interesante por la magnitud de su historia y de los vigentes conflictos que plantea alrededor de la crueldad del poder, se configura como un innegable producto de un tiempo de necesaria reivindicación feminista y de revisionismo histórico. La reacción de los hombres frente a una mujer que los gobierna es su eje central y resulta muy interesante la reflexión que hace sobre los sacrificios que llevan a cabo las dos reinas.
Los distintos matrimonios de Mary y su fama de promiscua se convierten en excusa para deslegitimar su gobierno. Por su parte, Isabel hace gala de no tomar esposo ni tener hijos como un símbolo de fuerza y poder, afirmando que es “más hombre que mujer”. Pero ambas son desprestigiadas por los hombres que tienen alrededor. Solo pueden ser la prostituta o la virgen. Y ninguno de estos estereotipos servirá para que los hombres acepten su poder. Lo mejor es que Rourke se mantiene del lado de sus heroínas en todas sus decisiones y no las juzga en ningún momento. Lo peor es que podría haber ido mucho más allá en su apuesta por una reconstrucción feminista de la historia, pero no lo hace.
A pesar del peso que genera la figura de Margot, el verdadero protagonismo de la película lo carga Saoirse Ronan, a quien la directora le brindó mucho más minutos en pantalla basa gran parte de su discurso.


A pesar del peso que genera la figura de Margot, el verdadero protagonismo de la película lo carga Saoirse Ronan, a quien la directora le brindó mucho más minutos en pantalla basa gran parte de su discurso. Por su cercanía en temática e intenciones, es imposible evitar las comparaciones con La favorita, la última película de Yorgos Lanthimos, múltiple nominada a los Oscar. Pero son dos filmes muy diferentes. Nadie cuestiona la rigurosidad histórica de La favorita, que se limita a usar un hecho histórico como telón de fondo para contar un relato de lo más actual. Por su parte, Las dos reinas no tiene tan claro si quiere lanzarse de lleno a la piscina de la ficción o funcionar como lección de historia y en esta indecisión recae su principal problema. En ese dilema entre mantener o no el rigor es cuando la película pierde el rumbo.
Si bien es cierto, la película nunca alcanza el gran potencial que se esperaba en un principio por no tener un eje claro y dejar otras subtramas interesantes por debajo, las actuaciones de Saoirse y Margot son excepcionales y encierran una anécdota que ayuda a demostrar el grado de compromiso que ambas actrices adquirieron con la historia y sus personajes. Ambas ensayaron y grabaron todas sus escenas por separado. No fue hasta el final de la historia, en el momento en que ambos personajes se conocen, cuando ellas se encontraron en el set por primera vez.
La película, nominada a tres Premios Oscar, tiene una clasificación para mayores de 15 años y se puede disfrutar de momento en las salas del Cine Magaly.

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