Walter Campos es lo que en Costa Rica se conoce como chispa. Tiene esa facilidad para aligerar cualquier conversación, no importa si es una charla fugaz o si está entrevistando a figuras como Hugh Jackman, Christoph Waltz, Jake Gyllenhaal o Javier Bardem. Siempre tiene una anécdota, un comentario, algún gesto que horizontaliza la relación.
Es de esos que el primer saludo será un apretón de manos pero la despedida inevitablemente contendrá un abrazo.
En la gala de inauguración del Festival Global de Cortometrajes shnit San José, Walter carga esa misma soltura.
—¿Está emocionado?
—Siempre lo estoy.
Walter es de esos que guardan el cine como un ritual en conjunto.
“Todavía me emociono cuando se apagan las luces y sale la fanfarria del estudio. El hecho de estar ahí y dejar la vida en pausa hora y media, dos horas, tres horas y poder dedicarse solo a eso, todavía nada lo iguala.”
Además de ese espectador en constante estado de emoción, Walter también es jurado en el Festival shnit San José 2019. Su trabajo — junto a los cineastas Antonella Sudasassi y Esteban Ramírez— es seleccionar al cortometraje ganador de la competencia MADE IN COSTA RICA.
“Se siente muy rico que haya gente de un festival tan serio que sienta que uno tiene criterio para ser incluido en la labor de jurado. Hay algo que te dice: mae, estás en un lugar, en una posición en la carrera donde te toman en cuenta, donde lo que has hecho significa algo.”
Walter ha dedicado un buen grueso de su labor periodística a cubrir el cine por todos sus costados: desde el lado más farandulero o glamuroso, pasando por entrevistas a profundidad, hasta reseñar películas. Es quien traduce anualmente la premiación de los Oscar en Teletica, además tiene un proyecto multiplataforma sobre cine llamado Cameo: incluye blog, redes sociales, radio y podcast.
Es de esos empedernidos de la comunicación que producen tanto como consumen.
Ese amor por el cine, dice, lo ha tenido desde siempre. “Es la predilección por contar y escuchar historias”. Tiene sus favoritos, por supuesto. Siente una especial atracción por la generación de oro de los setentas: Coppola, Spielberg, Lucas, “esos que eran los rebeldes de su época y ahora son los pilares del cine”. También disfruta de los hijos del videoclip de los noventa: Floria Sigismondi, Spike Jonze, JJ Abrams. Del siglo XXI se queda con Christopher Nolan, David Fincher y Darren Aronofsky. “Un poco de Ang Lee, súper emotivo el hombre pero a ratos no”.
En su labor como jurado, Walter se ve emocionado. Habla rápido pero con ganas. A continuación un extracto de la entrevista completa.
En tu carrera te ha tocado entrevistar figuras importantes de la escena cinematográfica mundial, ¿cómo sentís que ese ejercicio ha cambiado tu forma de ver y analizar el cine?
Mucho, porque hay que separar a los actores de todo lo que rodea su profesión. Me ayuda mucho a separar la fantasía de la industria. Porque el cine es arte, es entretenimiento pero también es un negocio. Te da ese insight (visión) de esa otra parte del cine porque aprendés de distribución, aprendés de planeamiento, de estrategia, de todo lo que hay después de esa parte artística, hacia una parte estratégica del cine. Es como asomarse al lado oscuro de la luna.
Escribís mucho sobre cine, ¿qué es lo que te gusta de reseñar películas? Lo que me gusta de reseñar es precisamente no decir si una película es buena o mala, eso se lo dejo a la gente.
Es como el vino, una vez entrevisté a un mae que era de los mejores sommeliers del mundo y dice que la pregunta cliché que todos le hacen es cuál es el mejor vino del mundo y él respondió que el mejor vino del mundo es el que más te guste. Lo mismo con las películas. Hay películas tan malas que se vuelven de culto, hay películas súper buenas, pretenciosas, que a vos no te gustan, entonces mi gusto por reseñar una película es que la gente sepa con qué se va a topar.
Como jurado no te toca necesariamente decir si un corto es bueno o no, pero en cierta manera sí tenés que hacer una diferenciación, ¿sentís presión o cómo lo manejás?
Presión no, es un reto. Un reto muy cool, y es muy bonito porque algo que se conversó en las jornadas preliminares es que se va a premiar mucho lo que es la voz propia. Eso me encanta porque si hay algo que siempre acuso que es lo que más fallan las producciones aquí y en China, es en los guiones. A veces tenés superproducciones con miles de millones de dólares, efectos especiales y una pésima idea. A veces tenés cine independiente, con una idea genial que no cuesta nada hacerla y eso es muy atrayente. Siento que la gente en países como el nuestro se auto limita y dice: tenemos que hacer cosas costumbristas, cositas cotidianas porque no hay plata. Por ejemplo, aquí la gente no le mete el diente a historias de terror o ciencia ficción porque se imaginan que tienen que llegar a niveles de Hollywood. Me encantó eso, que se basara la labor de juzgar en que la gente tenga una voz propia, en que sea original, más que la parte técnica. Me va a encantar.
¿Cómo se asume la responsabilidad de ser jurado, hay algún nivel de desdoblamiento entre el juez y el espectador?
Yo pienso que todos los espectadores están juzgando aunque no se pongan a ver aspectos formales. El ser humano no puede alejarse de las etiquetas. Todos lo hacemos en alguna medida entonces no es tanto un desdoblamiento pero sí mucha responsabilidad porque no quiero que nada me afecte a la hora de emitir ese criterio. Tiene sus cosillas pero sí es un honor, una responsabilidad muy grande y una gran alegría porque estar viendo cortos va a ser increíble.
¿Por qué es importante fomentar el cortometraje no solo como una maner formal de hacer cine, sino como una manera de consumirlo, también?
Ayer (en su programa de radio) hablábamos de eso: el corto se consume más fácil que un largo porque invertís menos tiempo. En dos horas podés ver cualquier cantidad de cortos, eso significa que te podés exponer a un número mayor de voces, a un número mayor de influencias. El cine es como hacer turismo, vos ves una peli turca y tal vez la peli habla sobre la relación de un huérfano y su padre, pero como está hecha en Turquía, vos ves la dinámica familiar, ves las calles, ves los dichos, ves todo y vas aprendiendo y vas absorbiendo. Entonces al poder exponerte a más producciones en menos tiempo, aprendés más, crecés más. Y ahora que hay plataformas digitales, más gente puede hacer cortos y más gente puede desplegar cortos. Antes era una biblioteca, un festival o si acaso un cortito antes del largo. Es importante eso: a más número de voces, más opiniones, más diversidad y más crece todo el mundo como audiencia y como profesionales.
En general, ¿cuáles expectativas tenés del shnit?
Me tiene muy emocionado porque siento que han entendido muy bien que el cine no solo es ir a sentarse a ver algo en la pantalla. En un mundo interactivo como el de ahora la gente entiende que el cine es algo social. Siempre lo ha sido. El Festival involucra la fiesta y en esta fiesta no solo vas a ver público general sino gente que hace cine. Es un caldo de cultivo muy rico para colaboraciones, vacilones y el hecho de que tenga también la parte de los talleres (Talent Focus), siento que lo convierte en un incentivo muy grande para la gente que quiere dejar de estar en la butaca y ponerse detrás de una cámara. Veo que es una iniciativa muy redondita, toma el cine por todo lado: el espectador, la parte social y los creadores, entonces espero mucho del festival. Podés adquirir tus entradas al Festival shnit San José en línea en boleteria.delefoco.com o en la boletería deleFOCO en el Cine Magaly a partir de las 2:00 p.m. ¡Los esperamos!