Es una invitación a la reflexión de nuestros valores como sociedad, a la intolerancia de ciertas costumbres, gustos o preferencias por no ser éstas incluidas dentro del marco religioso que se ha impuesto como regla general y verdad absoluta en nuestro país y en gran parte de las comunidades latinoamericanas. Todo esto conlleva a un comportamiento distorsionado asociado de múltiples actos como consecuencia de una imposición cruel e injustificada atropellando esto los derechos individuales como ser humano en la escogencia de un plan de vida. Así mismo, el impacto que crea una sociedad consumista y superficial en donde la exigencia de encajar en este entorno creado por un sistema controlador condena a quienes no pueden adaptarse o sostenerse en él.