Celebración de cierre con cine silente, música sinfónica y reconocimiento: 13.º CRFIC finaliza con grandes ganadores e impulso a la industria del cine

El Teatro Nacional vibró anoche con una ceremonia cargada de emoción, música en vivo y el entusiasmo de una audiencia comprometida con el cine regional. Se trata del acto de clausura del 13.º Costa Rica Festival Internacional de Cine (CRFIC), una noche en la que se celebró la culminación de diez días intensos de proyecciones, formación y activación cultural.

Para iniciar la velada, el público fue transportado al cine mudo francés de los años veinte con la proyección de Ménilmontant (1926), acompañada por la Orquesta Sinfónica Juvenil de Costa Rica, que tejió un acompañamiento en vivo digno de un espectáculo centrado en la memoria. Los aplausos dieron paso al momento central: la entrega de premios.

El documental El Monaguillo, el cura y el jardinero, obra de Juan Manuel Fernández, recibió el premio al Mejor Largometraje Costarricense, reconocimiento que el jurado otorgó “por acompañar hasta el final, con cuidado hacia sus protagonistas, un proceso de denuncia; utilizando el impacto del cine para visibilizar los casos de abusos institucionalizados y mostrar que la justicia es posible”. La pieza trata los graves abusos sexuales cometidos por un cura católico contra menores, narrada desde la sensibilidad de dos protagonistas directamente afectados por los hechos.

En la competencia de cortometrajes nacionales, Soñé con un paisaje de Kim Torres se alzó con el galardón gracias a su capacidad de retratar la cotidianidad con un enfoque original y preciso, según la valoración del jurado.

El palmarés internacional premió en largometrajes a la película panameña Querido Trópico, dirigida por Ana Endara en colaboración con Isabella Gálvez. En cortometrajes caribeño-centroamericanos, la obra dominicana Depeyize de Pamela Bencosme fue distinguida por su claridad narrativa y sensibilidad visual.

El público también tuvo voz propia: los largometrajes La Bachata de Biónico (República Dominicana) y El Brujo: Julio Zachrisson (Panamá) se llevaron el premio del público en un doble reconocimiento a la conexión con la audiencia.



La noche cerró con una mención especial al talento emergente: la sección Industria CRFIC, en colaboración con el Costa Rica Media Market, entregó once incentivos entre proyectos en desarrollo y postproducción, otorgando apoyo técnico, logístico y creativo a cineastas de la región.

El ministro de Cultura y Juventud, Jorge Rodríguez Vives, reflexionó sobre el impacto del evento: “el CRFIC 13 nos recuerda que el cine no solo cuenta historias: también construye comunidad, denuncia abusos, transforma miradas y nos conecta como región”. Por su parte, Patricia Velásquez, directora artística del Festival, expresó su satisfacción por la rica programación y el apoyo brindado por aliados e instituciones, destacando la amplitud humana y profesional del festival.

Con el cierre de secciones y sones de orquesta, el festival cierra otro capítulo. Pero su espíritu sigue ardiendo en las salas, los proyectos impulsados y las historias que resonarán más allá de esta edición. El CRFIC se despide por ahora, mientras ya comienza a germinar el impulso hacia su próxima cita. Fotos Cortesía del CRFIC.

Para observar la entrega completa de los premios e incentivos otorgados puede visitar el siguiente sitio web: https://costaricacinefest.go.cr

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