Por Luis Acosta Casanova. Hermosa Justicia no fue la primera obra con que el director y periodista José Mario Salas ha labrado su nombre en la historia del cine costarricense. Habiéndose graduado como Maestro de las Artes en Cine y Producción de Contenido en de la New York Film Academy de Los Ángeles, California, el joven cineasta (quien se distingue también como escritor, productor, director de fotografía, editor y colorizador de sus películas) ha realizado ya tres largometrajes que, de una u otra manera, se han destacado por la recepción obtenida no solo en Costa Rica sino en el resto del mundo; se trata de Toque de lo alto (2016), Un regalo esencial (2018), que fue adquirido por Amazon Prime para Estados Unidos y México; y A un paso de mí (2021), disponible en Amazon Prime para nuestro país, no solo fue la primera película costarricense en tener estreno comercial en salas de cine de España, sino que fue la película costarricense más vista en cines nacionales durante la pandemia.
Si pudiera asignar solo un apelativo para definir a José Mario Salas, diría, por lo tanto, que es un visionario, siempre buscando nuevos horizontes y los medios para sobrepasarlos, incluso si lo conducen a territorios desconocidos. Su más reciente producción, la película de acción protagonizada por Viviana Calderón y Johanna Solano, es evidencia de esto.
Usted es un joven director con una carrera ya destacable, ¿cómo inició y perseveró en su camino de cineasta para llegar a este punto?
Es vacilón, pero a esto llegué casi que por hobby. Yo soy periodista, trabajé un tiempo en el ICT y luego produje un programa de televisión donde nos iba muy bien, y debo decir que, entre las cosas extrañas de la vida, yo soy lo más anticonfort que existe; no me puedo quedar en una oficina o un mismo trabajo porque cuando siento que llevo mucho en una zona de confort, me inquieto, y por eso procuro siempre estar haciendo cosas diferentes o nuevas. En el 2011 vi la película Hugo de Martin Scorsese y me enamoré; sin embargo, no pretendía vivir de esto, para mí era muy surreal pensar en estudiar cine, es más, ni siquiera sabía que aquí en Costa Rica se podía, además que aquí el cine era algo casi que nuevo. Yo había estudiado producción audiovisual, pero era algo muy básico y más que nada enfocado en periodismo, así que vi videos de Youtube, aprendí a editar, con lo que ganaba por el programa de televisión compré una cámara, y a finales del 2015 tomé la decisión de hacer una película, un cortometraje un poco más grande que se llamaba Toque de lo alto; la idea original era hacer un cortometraje religioso, evidentemente laico, pero cristiano, y tenía como actriz a Hanzell Carballo, que era bastante conocida a nivel mediático, por lo menos a nivel también de la parte cristiana, y mientras estábamos grabando una distribuidora nos propuso llegar a los cines, y me quedé como: “¿Qué es esto? ¿Qué está pasando?”. Creo que Dios, desde entonces, marcó mi vida como diciéndome: “Tome, se lo pongo así”. Porque yo no busqué llegar a los cines, simplemente llegaron y me lo ofrecieron en bandeja de plata, lo cual me sorprendió y me pareció una señal de vida y de Dios, y desde entonces me enamoré del cine y todo lo que conlleva. Después de esa película, dado el éxito que tuvo en su respectiva escala (porque al ser la primera producción, obviamente tenía errores increíbles), porque mucha gente la vio, supe que tal vez algo tenía algo, me dije: “Bueno, a lo mejor no soy tan malo para esto”. Me gustaba, me encantaba, y apliqué para una beca en el extranjero por la cual saqué una maestría de cine en Hollywood durante un año y medio muy intenso, y después de haberme empapado del cine tal y como se debe, regresé con Un regalo esencial y el resto es historia.
¿Cuáles han sido las enseñanzas más fundamentales o esenciales que ha adquirido en este camino?
Cada producción me ha dejado miles de enseñanzas. Siempre digo que mi pareja incondicional en la vida no es una persona sino el cine como tal, porque es una relación lindísima donde hay altos, hay bajos, hay momentos duros, hay momentos donde me pega una cachetada y me dice: “No, por ahí no te vayás”. Y sin embargo hay más altos que bajos, hay momentos donde más bien siento que es demasiado bueno para ser real. He sabido lo que es ver salas enteras llenas durante días sin parar, he sabido lo que es ver salas vacías durante días también, he sabido lo que es recibir llamadas de empresas grandes, como Amazon Prime, porque me han llamado sin yo buscarles; y cosas así que han pasado y son muy lindas, como saber que dirigí la primera película nacional en exhibirse en cines comerciales de varias ciudades de España, eso a mí me llena de emoción y de orgullo. Pero lo que más me ha dejado como enseñanza es que la vida es demasiado corta para limitarnos a no hacer lo que hay en nuestro corazón, y he tenido la bendición de que los planetas se alinean cuando hago un proyecto, porque creo que le pongo mucho cariño y mucha pasión, y lo hago por mi cuenta, porque yo no soy de andar pidiendo fondos del gobierno ni de participar en programas de ningún tipo.
¿Por qué?
Me gusta desligarme de todo eso porque así tengo toda la independencia para hacer las cosas que quiero; no sé si eso es un defecto o una virtud, pero a fin de cuentas hago los proyectos al ritmo que considero mejor. También me preparo mucho, soy una persona a quien le gusta aprender la parte técnica, me gusta aprender la parte narrativa, cómo llegar a las masas, cómo arriesgarme, porque cada proyecto tiene su riesgo, y Hermosa Justicia es, definitivamente, el más arriesgado en todo sentido, pero también me ha dejado muchas enseñanzas en el sentido de amistades, personas, y he desarrollado una coraza, una especie de caparazón de tal manera que a mí nada ni nadie me baja un gramo en medio de las adversidades. Yo tengo muy claro hacia dónde voy y qué es lo que voy a hacer, y entiendo que esto también se debe al público, porque a fin de cuentas el público merece calidad y trato, en la medida de lo posible, de ofrecerla en mis trabajos.
Me parece muy interesante su enfoque en buscar temas o abordajes innovadores, en hallar cosas que no se han hecho o no se han visto antes en el cine nacional. En el caso de Hermosa Justicia, ¿qué lo motivó a probar con el género de superheroínas?
Es vacilón, porque ninguna de mis cuatro películas se parece a otra. A veces hay cineastas que se desarrollan en un género hasta la excelencia. Yo soy todo lo opuesto. Aunque Hermosa Justicia funcionara bien, yo ya voy pensando en otro género para otra película, porque para mí es muy bonito el hecho de explorar. Creo que en la vida lo más mediocre que podemos hacer es decir: “No me gusta tal cosa, aunque no la he visto ni la he probado”. Por ejemplo: “No me gustan los camarones… Bueno, pero no los he probado”, e igualmente: “No me gusta el cine de terror… Bueno, no sé, no lo he probado, mejor lo pruebo y así me doy cuenta si me gusta o no, si es una pesadilla o una belleza”. Creo que eso distingue al ser humano exitoso del mediocre; uno tiene que probar cosas antes de tomar una posición con respecto a algo, en el cine y en cualquier área de la vida. Eso es vacilón porque me recuerda mucho cuando yo tenía diecisiete o dieciocho años y veía que todo el mundo fumaba cigarrillo, y yo lo probé pensando: “¡Que me guste, que me guste!”, para sentir que estaba en la moda, porque era un inmaduro total. Y resulta ser que nunca me gustó, pero tuve que probarlo para darme cuenta y decir, con toda autoridad: “Definitivamente esto no me gusta, me parece horrible porque ya lo viví y experimenté”. Y bueno, así nacen todas mis películas. Con Hermosa Justicia pasó justamente eso; mi idea era explorar un género totalmente ajeno al costarricense, sabía que podía generar mucha oposición, al ser algo totalmente nuevo, y nuestro punto de referencia más cercano es las películas de Marvel, y es absurdo pensar que voy a hacer algo de esa escala, pero aun así me mandé de valiente porque era un sueño que ya tenía ratos de estar diciendo: “Qué bonito sería hacer una peli de acción”, pero lo dejaba y me iba por otra, hasta que dije: “Es el momento de hacerlo” y, de inmediato, se me vinieron los nombres de estas dos chicas que para mí son actrices natas y puras.
¿Cómo fue el proceso de escribir el guión, en el sentido de que debía trasladar o traducir esta temática a un contexto costarricense?
Desde el primer día supe que la palabra más acertada no era heroínas sino algo más como vigilante, guardiana, porque son personas de carne y hueso, sin poderes especiales, más que el poder que todos tenemos de aprender defensa, ataque, y el deseo, de corazón, de hacer el bien. Si lo queremos poner en contexto, sería algo más como Batman o el Zorro: Vigilantes o guardianes de la noche que, en realidad, lo que buscan es justicia. A partir de ahí, el guión fue muy fluido, porque tenía la historia muy clara, incluso en muchos casos me uní con el elenco incluso antes de terminar el guión, y para mí fue más fácil escribir el guión basado ya en los personajes y en los rasgos físicos e internos de los actores con quienes iba a trabajar. Y sí, mi idea era, de alguna forma, hacer algo diferente a lo que se ha hecho, suena como un capricho, pero tenía todo el deseo de hacer esta película, escucharla, verla, creo que cuidamos mucho la parte técnica y creo que es una película decente, con todas las cualidades para que la vea cualquier espectador en cualquier parte del mundo, en cualquier cine del planeta.
Al ser dos protagonistas mujeres defendiendo la justicia, imagino que también hubo una gran consciencia social en lo referente a la violencia, sobre todo contra las mujeres y cómo los sistemas legales o estatales muchas veces les fallan.
Sí, totalmente. Es todo un tema y me encanta que lo toqués, porque sabíamos que iba a ser uno de los más importantes, por eso te digo que es un riesgo muy grande pero uno lo tiene premeditado, yo sabía que, evidentemente, cuando presentamos dos mujeres protagonizando una película de acción en la historia del cine costarricense (ya que, viendo muchos de los éxitos de las películas costarricenses, notamos que siempre los de más éxito son con protagonistas hombres), todavía es más merito que hayamos hecho esto con dos mujeres, porque en Costa Rica, si uno se mete a las taquillas y revisa los títulos, no solo nacionales sino internacionales, descubre que el factor común denominador es que el protagonista o protagonistas siempre son hombres. Nunca una película costarricense liderada por una mujer como única protagonista ha sido un boom gigantesco, así que sabíamos que uno de los temas es ese que estás diciendo, que el poner dos mujeres, sobre todo mujeres tan empoderadas y conocidas en Costa Rica, vestidas como el modelo, digamos, que la gente puede pensar que es el modelo de mujer a seguir, evidentemente iba a generar cierta oposición, porque estamos en un país, queramos o no, muy machista, y se nota en muchas áreas de la sociedad, en los comentarios, en cuando está en la calle, cómo se mira, cómo se hablan muchas cosas; sabíamos que era un tema difícil y debíamos tener cuidado, pero creo que en la película se manejó de manera correcta. Evidentemente, a nivel mediático y a nivel público ya con el tráiler vimos mucha oposición y odio por parte de hombres machistas porque hay una crítica social, que vos entendiste perfectamente, y es que tanto el sistema legal como el sistema social en sí incurren en la violencia de género, lo que son las injusticias también, lo que es la corrupción que muchas veces carcome el sistema de un país. Creo que es un riesgo gigantesco, no porque ellas dos sean tan reconocidas y famosas la película lleva un éxito asegurado, para nada, porque hay cosas más fuertes que se anteponen, pero creo que eso nos hace más valientes y orgullosos del producto, porque lo más fácil era poner a un chavalo ahí, para ir un poquito más a la segura y otro tipo de peli. Habría sido otra película totalmente.
Usted ya había trabajado con Viviana Calderón y Johanna Solano en Un regalo esencial y A un paso de mí respectivamente. ¿Cómo fue la experiencia de dirigirlas y trabajar con ellas en conjunto?
Fue muy bonito, realmente hicieron una dupla muy sana, muy armoniosa. Tuve la oportunidad de trabajar con ellas, cada una por un lado, y fueron experiencias muy bonitas, que atesoraba en mi corazón. Con Johanna es todavía más interesante porque ella venía saliendo de mi última película y recuerdo que cuando la llamé para hablarle sobre este nuevo proyecto, se quedó muda. Yo le decía: “¡Joha! ¡Joha!” y solo se quedó muda hasta que por fin me dijo: “No esperaba esto jamás”. Ella me había contado que estaba muy emocionada con el cine, pero pensé que sería A un paso de mí y ya, entonces cuando vuelvo, menos de siete u ocho meses después de que sale de cartelera, y le digo que la quiero en mi nueva película, pues evidentemente se quedó en shock. Igual con Viviana, porque aunque tuvimos una excelente relación con Un regalo esencial, ella también me aseguró que jamás imaginó que la volvería a llamar, por una cuestión también de innovación, de que me gusta trabajar con personas diferentes, pero aquí quiero aprovechar para agradecerles por la química que hemos tenido, por su respaldo, y creo que era un momento bonito para juntarlas y grabar con ellas esta película.
Leí una nota de La Nación donde decía que Hermosa Justicia es una película “de bajo presupuesto”, lo cual, sin duda, no es un juicio de valor despectivo. ¿Qué tan difícil fue conseguir financiamiento, patrocinadores para llevar a cabo la producción de este proyecto?
En realidad soy muy honesto, y cuando digo que es “de bajo presupuesto” nunca trato de excusar algún error de la película, porque si vos lo viste, en cualquier sala del mundo, hasta en un Imax se puede poner y vos escuchaste la potencia de la película, la edición sonora, el diseño sonoro, es bastante interesante y lo hice yo mismo, entonces evidentemente cuando digo “bajo presupuesto”, lo que digo es que no es una película de 150.000 dólares, que aquí muchas películas tienen ese presupuesto, algunas no pero muchas sí, porque tienen un largo camino que ya han recorrido buscándolos. Yo soy muy impaciente, Luis, entonces no tengo tiempo para andar pulseando presupuestos grandísimos durante años, yo trato de vivir también de esto y las cosas que hago, entonces soy un poco impaciente en ese aspecto, así que busco empresas con las que también trabajo en la vida real, cosas que les hago, trabajos y busco empresas que también ven en el cine una oportunidad de dar a conocer sus servicios y que va alineado con la película, por supuesto, entonces con ellas y con su aporte puedo levantar el presupuesto; obviamente confían en mí y lo hacen porque han visto un trabajo previo, probado y valorado, entonces creo que no es fácil, nunca es fácil, pero sí es un poco más sencillo el proceso. Evidentemente cada producción es distinta, y aunque venga de un éxito grandísimo, cada nueva producción siempre es como si empezara desde cero, porque es todo un mundo diferente, entonces la parte del financiamiento es algo que en lo personal, soy muy honesto, muy fluido y al día de hoy, independientemente del resultado, ya con decir esto para mí es impresionante, la película no tiene ningún riesgo económico a nivel financiero, porque fue rentable, ya sin llegar a los cines fue rentable, entonces me parece absurdamente increíble poder decir eso y me tiene muy complacido y espero poder seguir haciendo películas para no hacer y pasar momentos de estrés dependiendo de la taquilla o recuperar, que había que recuperar una inversión, todo salió bien.
Al ser usted guionista, director, productor, incluso editor, ¿considera que su visión original de Hermosa Justicia quedó plasmada en el producto final?
Sí, vieras que si de algo estoy orgulloso por esta película es el resultado, porque obviamente hubo momentos donde, como ser humano, dudé no de mi capacidad o la de mi equipo, sino de las condiciones para hacerlo, y de las limitaciones, porque nosotros grabamos con un equipo de alta calidad pero incluso en producciones costarricenses (no me voy a Hollywood, aquí mismo producciones que tienen ocho veces más ese equipo en calidad) y sin querer desprestigiar ni esto es una competencia, pero hay muchas que no llegan a ese nivel de calidad técnica, entonces realmente siento que Dios está con nosotros, porque no hallo otra explicación de cómo un equipo de cuatro o cinco personas logramos llegar a ese nivel de producción, a ese nivel técnico; ya lo que es actuación o historia, eso es subjetivo, pero no hay nadie que nos pueda decir que esa película es de mala calidad técnica. Ya con eso creo que el parámetro se cumplió.
Para finalizar; el cine costarricense está ascendiendo; sin embargo, en cuanto a distribución, hay películas costarricenses que toman caminos distintos. Unas apuntan a un cine más comercial, y otras se ven únicamente en festivales y quizá no tienen mayor alcance en cines del país. A partir de su experiencia, ¿qué considera que hace falta para que el cine costarricense, de cualquier género, tenga más presencia en las carteleras y salas de cine nacionales?
Que el costarricense se eduque. Creo yo que (y con esto me van a acribillar si alguien lo lee), pero creo que el costarricense tiene mucha falta de educación, y lo digo desde el punto de vista de educación integral, porque creo que soy una persona que, por ejemplo, si veo una película y no me gusta, yo no voy a la página de esa película a escribirles cuatro, o no voy a los medios de Variety a escribir cuatro. Creo que hace falta un nivel de educación en cuanto a nivel de redes, que es algo que no se va a arreglar nunca, pero hace falta también un nivel de educación en cuanto a entender cómo crece un país. ¿Por qué Estados Unidos es lo que es? Porque el nacionalismo que tienen ahí es admirable. En México, incluso, las grandes industrias siempre fomentan sus propios productos; México es muy lindo porque mis amigos mexicanos me cuentan que cuando sale una película mexicana siempre le dan prioridad porque es de su pueblo. En Costa Rica, creo yo, con ciertas excepciones a lo largo del tiempo, la mayoría es: “Ah, no, como es costarricense, más bien no la veo”. O incluso mi nivel de medición es totalmente inaceptable porque es totalmente volátil con respecto a lo que es otras películas, creo que lo que hace falta es mucha educación y cultura del hecho de que tal vez alguna película costarricense no te gustó en el pasado, lo que es totalmente entendible, o incluso cuatro del pasado no te gustaron, pero no podés fomentarte o hacerte una idea generalizada de todas por alguna experiencia de que no te haya gustado algo, creo que es como decir: “Una de Marvel no me gustó, entonces no vuelvo a ver películas de Marvel”. Creo que eso falta en Costa Rica, que los costarricenses definitivamente sientan más orgullo por lo que se hace en su propio país, y eso hace que los exhibidores no tengan otra opción, porque aquí nosotros también peleamos con los exhibidores; es impresionante, pero hay cadenas de cine que se manejan desde otro país, ni siquiera desde aquí, y evidentemente ven el cine costarricense como algo por debajo de ellos y ni siquiera entienden quién es conocido o qué tipo de películas les gustan, no entienden eso y solo quieren dinero, entonces a veces no tenemos el respaldo de la audiencia, los cines a veces no tienen ni la opinión total de cómo puede ir la película, y a veces son un poco conchos en ese sentido y aparte de eso hay una educación donde todo es serruchar el piso de los ticos sin siquiera haber visto. El nivel de mediocridad es gigantesco en este país, porque hablar sobre algo que no sé, para mí es como lo más bajo que puede haber, no imagino el nivel de frustración y mediocridad que puede tener un ser humano para poder hablar sobre algo que ni siquiera sabe, no solo sobre una película sino cualquier tema. Creo que falta educación, madurez, y que la gente empiece a disfrutar más el cine costarricense, porque aquí habemos algunos que hacemos cosas diferentes, muchas veces se van solo por la imagen de: “¡Ay, están intentando imitar a Marvel!” o qué tonteras pueden decir, pero no se dan la oportunidad de verla y muchos de los que la van a ver se van a llevar una sorpresa porque no se imaginan el nivel técnico y la calidad y entretenimiento que es la película.