
¿En qué momento el autor desaparece para que nazca el personaje?
Hay un punto en la creación en toda obra donde el artista se fusiona con su arte: la pintura desaparece del lienzo para convertirse en emociones contadas con colores, las notas musicales se desvanecen para mostrar un recuerdo, y los escritos se convierten en mil voces diferentes. Como diría Cortázar: “la voz que cuenta la historia no es del autor”.
La película Bob Cuspe – Nós Não Gostamos de Gente, plantea esa pregunta, no para brindar una respuesta clara, sino para mostrar que la línea divisoria entre el creador y su creación se diluye tan fácilmente como la tinta en el agua.
El filme es el debut cinematográfico de César Cabral, quien toma como inspiración los personajes creados por el historietista brasileño Arnaldo Angeli Filho, y el director aprovecha para convertir al propio Angeli en un personaje de la historia, en la figura de un caricaturista, quien discute, en un documental, sobre la crisis artística en el ámbito nacional mientras, al mismo tiempo, una de sus creaciones, llamada “Bob Cuspe”, enfrenta una amenaza misteriosa que puede acabar con él y su mundo.
Cabral aprovecha la historia para combinar varios tropos: documental, surrealismo, y terror psicodélico, utilizando al máximo las capacidades del stop-motion, elemento que se aprecia en la gama de colores utilizados, la ambientación, y las situaciones que los personajes experimentan a través de su viaje.
Si se tuviera que definir el filme con una sola palabra, seria “espejo”; la película es un reflejo de dos personalidades que, sin entender por qué representan a una sola persona, es un puente que conecta los mensajes de inspiración y decepción, mostrando una realidad sobre aquellos que han tenido relativo “éxito” al exponer sus obras.
Hay dos cosas que sabemos durante toda la trama: Bob forma parte de Angeli, uno es la fantasía del otro, pero con cada minuto de metraje que pasa, es más difícil saber quién imagino a quién.
Al final, la película nos deja con la idea de una tercera voz, aquella fuerza que conecta ambas naturalezas, tanto de creador como creación; lo vemos en la animación stop-motion de la cual el filme está hecho, sus movimientos y ambientaciones no tienen nada qué envidiarles a estudios como Laika.