Cuando pensamos en París, pensamos en la ciudad del amor, la moda y el arte, en los cafés al son de acordeones, en la torre Eiffel, Notre-Dame y el Louvre; y quizá no en las personas que comen de la basura y duermen en cartones a lo largo y ancho de la ciudad, ni en las innumerables carpas de refugiados bajo los puentes y en las plazas, y sin embargo allí están, y la película está comprometida en mostrarnos un París más oscuro.
Cine Magaly
El ritmo de El diablo entre las piernas es lento hasta el cansancio y, sumado a la excesiva duración de la película (2 horas y 27 min), a la involución de sus personajes y a la invariabilidad de la puesta en escena, es, francamente, una película difícil de aguantar.