
La risa es eternamente personal, ya sea para aliviar las penas del día a día, y verlas con una perspectiva más animada o burlarnos de la política, nuestras condiciones sociales, la religión, de lo absurda que puede ser la realidad algunas veces (por no decir que todo el tiempo).
Y, ¿Cómo no? Reír para no llorar. En la pérdida recordamos momentos graciosos con las personas que ya no están, haciéndoles parte de nuestra vida, aun si ya no están a nuestro lado.
Con ese pensamiento está creado el nuevo especial de Franco Escamilla Payaso, donde el comediante nos muestra uno de sus lados más vulnerables, tratando temas como la depresión, el miedo, la distancia, y la pérdida. Franco nos lleva de la mano usando la risa como guía, haciendo de este un viaje muy ameno.
La película es un homenaje, una carta de amor y despedida a su padre, entendiendo que jamás se irá de los recuerdos, y propone que la vida no tiene por qué tener comienzos felices, ya que no siempre trata sobre resolver conflictos, sino de entender que estamos en constante cambio.