
Los cuentos cubren los muros del asilo, sigues a Hansel y Gretel mientras dejan sus migas de pan, pero al final del bosque de cemento no hay una casa de dulce, solo un pasillo sumido en oscuridad total, sin rastro de vida, pero cuyos gritos llegan hasta el alma, la locura no vive en los enfermos sino al otro lado de la puerta.
Esta es la historia que nos propone Juanjo Ramírez con Gritos en el Pasillo, pero no es todo lo que trae a la mesa, pues la esencia que atrae a la película está en sus personajes, no solo en su personalidad sino en el hecho de que todos y cada uno de ellos son maníes.
Entre el encanto de la rareza y lo coherente, Ramírez nos trae una historia tétrica que al principio se puede sentir como una parodia del género del terror, pero conforme te adentras en su mundo y el miedo te envuelve, sientes el peligro que vive el personaje principal, al que solamente conocemos como “El Dibujante”.
Siguiendo al protagonista nos enteramos que es un dibujante de cuentos infantiles, el cual es contratado para pintar las paredes de un asilo, donde los pacientes de este mundo crujiente son llamados “caducados”. Esos pequeños detalles de los nombres asociados a los cacahuates nos permite sentir que este mundo es real, lo que facilita el ponernos en la “cáscara” de los personajes.
Esta es una película que cuenta mucho con poco, pero ese minimalismo que posee irradia creatividad. Los escenarios de cartón, junto con las maquetas pintadas a mano, crean una estética que pondría celoso a Tim Burton, y la actuación en las voces de los personajes, aunque parezcan caricaturescas al principio, otorgan personalidades que se fusionan perfectamente con esta realidad de semillas parlantes.
El terror es constante; se siente el peligro en cada esquina, los ojos pintados observan constantemente, volviéndose parte de las pesadillas, y el hambre por conocer la verdad, obliga al espectador a estar presente a lo largo de esta historia de miedo.
Con todo esto en cuenta, te invitamos a que abras la lata de maníes, y te adentres en una historia donde las risas se convertirán en gritos.