
Por Luis Acosta Casanova.
Alejandro Ferlini es un joven director con una amplia y fascinante trayectoria en sus manos. Aunque no es un extraño en el mundo del rodaje, los festivales y los cursos educativos, él mismo reconoce estar en proceso de constante evolución y, sin duda, una de las experiencias más significativas en este desarrollo tomó lugar a finales del año pasado, cuando residió en la isla de Lanzarote durante once días, aprendiendo y trabajando bajo la tutela del legendario cineasta Werner Herzog.
Cuando esta aventura llegó a su fin, Alejandro regresó a Costa Rica llevando consigo El Aljibe, un innovador cortometraje que hoy se encuentra participando en la competencia de cortometrajes nacionales del CRFIC. Al tener la oportunidad de conversar con él al respecto, me doy cuenta de que, si bien Alejandro considerará para siempre un honor haber conocido y conversado con Herzog, el propio Herzog tiene motivos para sentirse igualmente honrado de haberlo tenido como discípulo.
La creación de El Aljibe ha sido toda una experiencia, ¿verdad?
Sí, así es.
¿Cómo fueron esos once días en la residencia artística?
Fue toda una escuela. A veces a las personas no les gusta usar palabras académicas, como “escuela” o “universidad”, pero la verdad es que esos once días observando, escuchando, filmando y aprendiendo directamente de Werner Herzog fueron increíbles, no he tenido otra experiencia en mi vida como esa, a pesar de que estudié tres años en Argentina. Tal vez no son experiencias comparables, pero el hecho de tener a un maestro de la talla tan grande, abismal de Herzog, pues, no es algo que pasa todos los días, entonces creo que lo podría resumir diciendo que fue una experiencia muy satisfactoria, muy feliz.
¿Cómo detallaría esa experiencia de conocer a Werner Herzog?
Bueno, definitivamente creo que Herzog tiene la facilidad de ser maestro, y creo que lo hace no solo con los talleres, pues, tal vez no lo hace todos los años, pero él ha hecho talleres en todo el mundo, y aunque no sea tan recurrente, él ha dado clases en universidades, y así. Pero también creo que sus películas son realmente un aprendizaje, yo he tenido oportunidad de ver 70% (porque es muy grande la filmografía de Herzog), y todas sus películas han sido un aprendizaje para mí. Así que tenerlo ahí, en persona, en ese sentido no hubo ningún tipo de decepción. Yo no idealizo a nadie, y puede que no esté de acuerdo con él en otras cosas, políticamente, pero como maestro de narrativa cinematográfica, creo que es insuperable.
¿Hubo alguna enseñanza suya en particular que resonó más en usted?
Esa pregunta es difícil, dame un toque… Creo que la enseñanza que me dejó es… A ver, puede parecer muy básica, pero es trabajar y buscar siempre tener un objetivo definido, para buscar llegar a él de cualquier forma. Eso se podría resumir con ejemplos que él daba y que nos inspiraba a hacer: cada vez que tuviéramos un personaje a la par trabajáramos con él, ya fuera una persona real o un personaje ficticio, que intentáramos trabajar todo el tiempo; y ese trabajo puede significar muchas cosas, puede significar conversaciones o puede significar, obviamente, sacar la cámara y grabar dejando que pasen las cosas. Entonces sí, estar en esa constante búsqueda de alcanzar el objetivo creo que es una enseñanza de las más importantes.
Me llama la atención porque Herzog también temáticamente hay mucha similitud con el cine que usted ha producido, en esta preferencia por el entorno natural, irse a un bosque o una selva y solo grabar. ¿Siente que también hubo esa similitud o afinidad?
Sí, creo que definitivamente es un buen punto. Jamás me atrevería a compararme con Herzog ni nadie más en realidad, pero algo que me gustó mucho es que a mí, como geógrafo, me gusta mucho el tema del paisaje. Retomando la pregunta que me hiciste anteriormente, otra enseñanza de él es… ¿Cómo lo decía en inglés? Walk the landscape: Caminar el paisaje, caminar la locación, caminarla, caminarla, nos inculcaba mucho eso, y andábamos visitando una locación nueva para todos los que estábamos ahí, entonces ese walk the landscape es como estudiar el paisaje, desde una casa hasta un típico paisaje con el sol y el mar de fondo. Caminar el paisaje también significa conocer a las personas, y eso de conocer, explorar, es algo que me inspira para el tipo de cine que quiero seguir haciendo.
¿Cómo se sintió al estar en un paisaje como las Islas Canarias?
Muy particular, también. Bueno, para el taller Herzog puso simplemente una consigna a cada persona, de hacer un corto que tuviera que ver con el paisaje, pero que fuera extraño; de hecho, se llamaba “Filmando un planeta extraño”. Las Islas Canarias son muy diversas, tienen su región subtropical con bosques selváticos, y tienen islas como Lanzarote, que es súper desértica, no es un desierto como el Sahara (a pesar de que está a cien kilómetros), pero es súper árida y casi no hay agua limpia. Definitivamente fue una rareza con la que encontré, viniendo de un país tropical, húmedo y lluvioso como Costa Rica, al estar en una locación donde prácticamente no llueve en todo el año, pero también fue muy inspirador y nuevo, y me dio la posibilidad de crear, eso fue interesante.
Y El Aljibe trata justamente sobre este contraste entre el calor de un volcán y el agua, que me imagino son elementos muy simbólicos en un entorno así.
Sí, por supuesto, ahí estuvo mi inspiración para hacer el corto. Para mí un planeta extraño es uno donde no hay agua, ni de lluvia, ni dulce, ni potable, porque también hay ciertos sectores que tienen agua subterránea, pero que no es potable. Entonces, lo extraño para mí, y creo que para cualquier persona en Costa Rica, es no ver agua; ahorita, justo en esta entrevista aquí en mi casa, acaba de parar de llover, pero hace dos minutos estaba lloviendo, y no ver eso en el paisaje es definitivamente muy extraño y algo de lo que yo quise hablar casi desde el minuto que llegué a la isla.
¿Cómo se le ocurrió la idea original para la historia de El Aljibe?
Para la consigna en el taller con Herzog tuvimos que recorrer literalmente toda la isla, norte y sur, en dos días. Nos llevaron a varios lugares y había uno de esos lugares, que terminó siendo una de las locaciones del corto, y que tenía una especie de puente que atravesaba un pequeño cañón de lo que aparentaba ser un río seco, y justo esta estructura es para trasladar el agua. Entonces, cuando estaba ahí, pregunté por esta estructura y me dijeron que era para almacenamiento y transporte de agua de las únicas veces que llueve al año, y esto, donde se deposita el agua de lluvia, es un aljibe, que por lo general se encuentra en zonas altas. Yo simplemente vi la imagen de una persona recolectando agua y a partir de ahí comencé a construir otra historia conociendo los personajes, porque también tuvimos que entrevistar personas, pero creo que ese fue el germen de la idea.
¿Y los actores fueron de la región?
Sí.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con ellos, en un contexto tan diferente?
Sí, los actores son naturales, son dos señores que conocí estando allá, don Benigno y don Aquilino. Yo primero escribí la sinopsis de mi idea y sabía que los personajes eran dos hermanos, así que cuando vi una lista de casting que nos dieron y encontré a estos dos señores se me hicieron bastante similares y pensé que podían funcionar como hermanos. Resultó que la experiencia de entrevistarlos fue muy agradable porque desde el inicio hubo muy buena química, estaban muy abiertos a colaborar, y además eran amigos desde hacía mucho tiempo, por lo que también había mucha química entre ellos. Además, como yo estoy en esa fase de explorar lo híbrido en mi cine y lo que escribo, definitivamente lo quería hacer con actores naturales, y creo que, en su mayoría, estoy muy contento con el resultado y la relación que pude entablar con ambos, con Nino y Aquilino.
Algo que me parece impresionante es que si entiendo bien hubo cincuenta cortometrajes realizados, y Herzog seleccionó cinco, y el suyo era uno de esos cinco para ser distribuidos.
Sí. Para ser justos, habría que decir que lo que se nos informó de parte de la productora del taller fue que Herzog, con su hermano productor, Lucki, y personas del taller eligieron quince, entre más de cincuenta en realidad, porque algunos compañeros hicieron más de un corto; impresionantemente en esa semana hicieron dos o hasta tres cortos. Entonces, según entiendo y se nos comunicó, Herzog hizo una preselección de quince y la agencia Freak, junto con la productora del taller, escogieron cinco para distribuir.
Bueno, igual eso es impresionante, ¿verdad?
Sí, sí, claro. Cuando hicieron esa preselección de quince, para mí eso ya fue como: “¡Wow!”. Me sentí muy contento conmigo mismo y con haber tenido esa oportunidad.
Imagino que debió ser una confirmación de que está en el camino correcto.
Sí, de alguna forma. Creo que eso igual me lo confirmo todos los días con el trabajo diario, que por dicha tengo el privilegio de trabajar en narrativa, audiovisual y cine; pero el hecho de que Herzog lo tomara en cuenta fue una confirmación, y creo que la mayor confirmación fue cuando Herzog estaba viendo mi corto en la computadora, y se rió, de forma positiva; yo quería que mi corto, de alguna forma, tuviera algo de comedia, porque también es un lenguaje que no había explorado mucho, y él se rio en varios momentos, y también me halagó la forma de dirigir a los actores. Entonces, creo que esa fue la confirmación, más que la selección de los quince o de los cinco, fue cuando Herzog me hizo un par de comentarios positivos y verlo reírse con una idea mía de forma positiva.
Siendo el representante de Costa Rica en tal experiencia, ¿Cómo cree que habla esto sobre el lugar de Costa Rica actualmente en el cine?
Pues, creo que habla bien, y uno por ahí pone su granito de arena, ya habiendo participado en festivales o talleres, como este con Herzog. Creo que mucha gente, cuando estuve ahí, no conocía Costa Rica, y es algo que nos pasa mucho a los ticos cuando estamos fuera del país, entonces uno intenta decirles, pasarles películas, con mucho orgullo también, porque gracias a la vida se ha empezado a hacer buen cine aquí, estamos viendo lo que pasó en Cannes este año, también el año pasado con Clara sola, y todavía más antes con Ceniza negra, películas de personas que admiro, y a cuyos cortometrajes les está yendo super bien. Entonces, cuando uno sale del país y va a algo así, que yo considero bastante grande, también siente algún peso, no por competir, ya que no me importa tanto competir, pero sí por, de alguna forma, quedar bien parado y dejar bien parado al país, creo que es importante, creo que si uno va y solo hace cualquier cosa, tampoco sería una buena vista de Costa Rica, entonces… A ver, no soy nada patriota, pero me parece que sí es importante construir esta industria, que se vea positiva fuera del país, y si puedo aportar aunque sea un granito de arena, pues, excelente.
Ya hemos hablado sobre la incidencia del paisaje y la naturaleza en la historia, pero más allá de eso, ¿Hubo algún tema o idea que deseaba explorar?
Bueno, hubo varias. Había algo sobre la salud que yo quería explorar porque en ese momento mi abuelo paterno, que siempre fue una persona cariñosa con nosotros, acababa de morir de Covid, y mi papá acababa de estar muy enfermo también. Por dicha se terminó de curar días antes de mi viaje, pero sí, definitivamente hay algo sobre el tema de la salud y también de la muerte que quería explorar, y creo que, a su manera, está ahí. Lo otro fue lo que ya hablé un poco, y es el tema de lo híbrido, ¿verdad? Algo que quiero seguir explorando, entonces quería hacer ese ejercicio, donde parece que puede ser algo, pero también puede ser otra cosa. Creo que esas dos ideas fueron muy fuertes para mí al momento de escribir y hacer el corto.
Recuerdo que la última vez que hablamos, me contó sobre Jaguar, y me pregunto si toda esta experiencia le ha dado una nueva visión sobre el cine ahora que ha vuelto, y si de alguna manera ha cambiado su forma de abordar Jaguar.
Sí, creo que Jaguar es un proyecto que está evolucionando constantemente. Empezó como una idea algo rígida sobre algo que deseaba hacer, y luego David y otro compañero, Olivier, se unieron al proyecto, y ellos también con sus ideas y aportes creativos, y también la actriz Edilsa, que es una amiga indígena del territorio ngöbe de Cotobrús, ella empezó a ser una parte importante del proyecto también. Entonces, sí, ha ido evolucionando, y de eso se trata, de hacer evolucionar la película. Y bueno, no queremos que sea un desarrollo eterno, no quiero que sea una de esas películas que duran cinco años, pero sí hay que tomarnos el tiempo para explorar cosas que siguen surgiendo y que, como es una película también híbrida, pues, como co-guionista y director, creo que habrá que darle un poquito más el chance de abrirla y explorar algunas cosas antes de tirarme al rodaje.