
Greta, dirigida por el irlandés Neil Jordan, es una película de suspenso psicológico que tiene poca psicología y un suspenso muy predecible. Aún así es entretenida y se disfruta pese a sus bajas pretensiones. Principalmente por las actuaciones de Chloë Grace Moretz y la francesa Isabelle Huppert.
Huppert se enfunda en la piel de Greta, una viuda europea con afinidad a Liszt que pierde su bolso en el metro de Nueva York. Frances, interpretada por Moretz, es una muchacha joven e inocente que encuentra el bolso abandonado y lo devuelve hasta la casa de Greta.
Ambas inician una amistad poco habitual con uno que otro eco freudiano: Frances está en medio duelo por la muerte de su madre y Greta está separada de su hija que estudia en Europa. Pronto —de hecho tal vez demasiado pronto— Frances descubre las intenciones enfermizas de Greta y se aleja de ella. Aquí es donde esta historia de compañerismo tan dulce que nos planteó la película toma un giro y se convierte en un thriller sobre una acosadora con olor a psicópata.
Después de ser rechazada, la locura de Greta escala de 0 a 100 en un segundo. Primero con una inundación de llamadas y mensajes de texto, luego haciéndole un fijo al otro lado de la calle mientras Frances trabaja. El acoso de Greta es completamente maniático y la vida de Frances se tuerce por completo.
Jordan juega con zooms y sonidos bruscos al estilo Cabo del miedo para remarcar esta psicosis, pero simplemente no conectan con el resto de la película, parecen más bien unos anacronismos. Por suerte abandona pronto este recurso y deja que sea el histrionismo de Huppert el que marque la parte macabra del filme.
Sin embargo, las torturas de Greta no son variadas y tampoco se sienten muy originales (la persigue, la ofende, la encierra), salvo algunos momentos en los que Huppert da rienda suelta al lado más psicótico de su personaje. Aunque no explore todas las posibilidades del género, Jordan hace un trabajo decente en mostrar cómo el sistema judicial es estéril al enfrentarse a un acosador.
La música es un recurso interesante pero que al final juega solo un papel efectista. El último acto cae un poco en lo fantasioso y parece que está más enfocado en robar aplausos de la sala que en explorar las consecuencias de una historia negra de acoso.
En sus momentos de mayor lucidez, Jordan logra perturbar con creces a la audiencia y se agradece. Pero su predictibilidad y la falta de ambiciones convierten a Greta en una película buena que no le alcanza para resaltar en el género.
Próxima función: Jueves 18 de julio a las 6:40 pm en el Cine Magaly