La música y el cine

El ritmo existe en todas partes, desde las manecillas del reloj que leen la ilusión del tiempo, hasta los versos distorsionados de un poema dedicado a las palomas. Hay ritmo en miles de imágenes moviéndose al unísono para fingir movimiento, incluso el tambor que danza al ritmo de los latidos del corazón.

Emoción, euforia, éxtasis, todas estas palabras encerradas en un conjunto de notas que forman la música, y que podemos encontrar en las imágenes que dicen más que mil palabras.

Por eso es que se llevan tan bien la música y el cine, porque es la imagen acompañada por esa música que es capaz de leer el alma de la escena. Piensa en la última película o serie que te marcó, en esa escena reveladora que significo algo muy personal, como ese incomodo primer beso.

Pero no solo en esas escenas, también podemos verlo en esas introducciones que convierten una historia en leyenda. Cierra los ojos mientras piensas en Star Wars, olvida la trama, los personajes, y los efectos especiales, céntrate en ese momento cuando suenan las trompetas antes de que vuelen las letras a través del espacio. Esa combinación de sonidos simboliza el inicio de la odisea cósmica, Luke no está solo en la galaxia, la música lo acompaña en cada uno de sus pasos.

¿Te imaginas qué tan sosa serían las aventuras de Indiana Jones sin su icónico tema sonando en el fondo? Quizá te habría dado igual si esa roca gigante lo hubiera aplastado.

¿Qué sería de El Código Da Vinci sin la música de Hans Zimmer acompañándonos en cada parte del misterio? Desde descifrar los códigos, aprender los datos simbólicos del arte, hasta ese ‘crescendo’ en la pieza homónima de la película, “Chevaliers de Sangreal”. Nada más que una clase de historia impartida por un profesor muy carismático como lo puede ser Tom Hanks en ese papel.

La música siempre ha sido importante para el cine, incluso desde sus inicios. El llamado cine mudo siempre era acompañado por un piano, movimiento y las acciones de los personajes. Podemos verlo en los cortos de Charlie Chaplin, en esos ritmos rápidos y juguetones que seguían las travesuras del “vagabundo en blanco y negro”, o en las nostalgicas tonadas en The Kid acompañando ese conmovedor final donde todas circunstancias llevan al abrazodicendonos que todo estará bien.

Como decía Nietzsche: “La vida sin música sería un error” y el cine sin ella sería uno de equivocaciones con bonitas imágenes.

La música habla un lenguaje que refleja nuestras historias, anhelos y sufrimientos, y como el cine es una forma de contar esas historias, no podemos dejar de lado esa lengua que se ha hecho universal.
Que nos despidan los coros de la película 1492 (aunque no la recomiendo) llamada Conquest of Paradise, haciéndonos protagonistas a todos.

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