Las relaciones humanas son complejas; ya sean familiares, amistosas, amorosas, o tan solo un roce en el tiempo, la interacción es un proceso emocional que, muchas veces, ni siquiera nosotros podemos comprender.
La guionista, directora y productora Sofía Quirós nos trae un cortometraje que trata una de esas complejidades. El silencio de los niños (ganadora del premio al mejor cortometraje nacional en la décima edición del CRFIC) trata sobre el cariño nacido en un ambiente muy familiar para nuestra idiosincrasia latinoamericana, ya que es el amor entre primos.
Sofía Quirós tiene experiencia trayendo temas emocionales que en cierto rango, son considerados tabú, a pesar de ser tan comunes en nuestras sociedades, pues, como ella misma lo dice en la entrevista: “Todos conocemos a alguien que dice tener un primo que lo vivió”.
Tuvimos la oportunidad de hablar con la joven cineasta antes de que fuera galardonada a mejor cortometraje en el festival, conversamos sobre sus proyectos anteriores, como el largometraje
Ceniza Negra, el cortometraje
Selva, sus futuros proyectos, y los temas tratados en su nuevo cortó,
El silencio de los niños, el cual tuvo su estreno el 14 de junio en el CRFIC.
El corto cuenta la historia de Soledad, una pequeña que, junto con su primo, queda al cuidado de su abuela, mientras sus padres están trabajando. Durante todo el proceso del crecimiento de ambos jóvenes, comienzan a surgir sentimientos y elementos emocionales que se podrían distinguir como un romance.
Sofía nos comentó que la historia surgió gracias a una actividad que tenía el Teatro Vargas Calvo, en una obra llamada Soledad quien te acompaña, que incluía una relación entre primos, aunque no era la trama principal. Tanto la protagonista de la obra como la del corto comparten el nombre Soledad, un elemento simbólico en las situaciones de ambas mujeres, que viven sentimientos que no pueden compartir.
Durante la conversación, la directora destacó el trabajo de Raquel Villalobos (la actriz que protagoniza el cortometraje), quien aprovechó la profundidad de su mirada y su facilidad de expresión para darle vida al personaje. En palabras de Sofía, “Ella logra generar un contraste”, lo que facilitó la grabación del proyecto, otorgándole una esencia juvenil y fresca.
Hablamos sobre la expresión cultural en sus obras; en Ceniza Negra se mostraba ese Caribe rítmico y vivaz pero también desolado, como un desierto árabe, que ella como creadora se centra más en el universo interno de sus personajes, y deja que estos diseñen su propio mundo.
El corto muestra una idiosincrasia muy latina, la idea de los padres ausentes por el trabajo, el cuidado de los abuelos, esa relación con los primos que se vuelven hermanos, y la historia compartida en más de un barrio, de un amor que no podía ser.
Comentamos la felicidad que trae volver a la presencialidad, el celebrar un CRFIC en un ambiente cinéfilo, donde había expresión, opiniones, y el placer de disfrutar distintas historias únicas, de cómo a pesar cada creador tiene su visión propia, estaban ahí en ese momento en el tiempo, compartiendo sus creaciones con el mundo.